LANZAROTE
Lanzarote es una isla del archipiélago canario (España), en el océano Atlántico. Forma parte de la provincia de Las Palmas. Su capital es Arrecife.
El nombre de la isla procede del marino genovés Lanceloto Malocello, quien la visitó en el siglo xiv. Con 156 112 habitantes (2022) Lanzarote es la tercera isla más poblada de Canarias, tras Tenerife y Gran Canaria, y la segunda de la provincia de Las Palmas. Con una superficie de 845,94 km² es la cuarta isla más extensa del archipiélago. En el centro-suroeste de la isla se encuentra el parque nacional de Timanfaya, que es una de las principales atracciones turísticas de Lanzarote. La isla es en su totalidad desde 1993 Reserva de la Biosfera de la Unesco.
Lanzarote es la más oriental de las islas del archipiélago canario y la más septentrional de las islas con administración propia (siendo La Graciosa la isla más septentrional del archipiélago). Además, es la cuarta isla más extensa y popularmente se la conoce como «la isla de los volcanes», al identificarse con el manto volcánico que se extiende a lo largo de gran parte de su superficie consecuencia de la gran actividad volcánica de principios del siglo xviii.
El clima de Lanzarote se define como subtropical en lo que se refiere a sus temperaturas y seco o subdesértico respecto a las precipitaciones. De acuerdo con la clasificación climática de Koppen, el clima es desértico cálido en la mayor parte de la isla, siendo árido cálido únicamente en alguna pequeña franja en el centro y norte de la isla.
HISTORIA
Antes de que se iniciara la conquista de la isla, en 1402, Lanzarote se hallaba habitada por los mahos o majos, pueblo de raíz bereber y origen norteafricano que habría llegado a la isla en torno al año 500 a. C. El nombre indígena de la isla es Tyterogakat o «Tytheroygatra», que se ha traducido como la quemada empleando un topónimo geográfico bereber tuareg de Argelia central.
La isla de Lanzarote era conocida de forma vaga por el mundo antiguo. Quizás fuese visitada por los fenicios, que buscaban la orchilla, un liquen que crece en las rocas orientadas al norte de la isla y del que se obtenía tinte rojo. El conocimiento que los romanos tuvieron de la existencia de Canarias sí fue más directo, tal y como relatan autores clásicos entre los que cabe destacar a Plinio el Viejo, así como restos arqueológicos, como ánforas de origen romano recogidas en la costa de la isla.
Ya en época medieval, en torno a 1312, el navegante genovés Lanceloto Malocello redescubrió la isla de Lanzarote para Europa y le dio su actual nombre, que aparece por primera vez en el mapa portulano de Angelino Dulcert en 1339. Durante los siguientes cincuenta años se organizan varias expediciones, más bien razzias, que buscan esclavos, pieles y tintes. Comienza con esto el declive de la población aborigen. En 1377 el vizcaíno Ruiz de Avendaño, comandante corsario de la flota castellana, naufraga tras una tormenta en la isla de Lanzarote, donde es recibido por el rey Zonzamas, que le ofrece la hospitalidad de lecho con la reina Fayna. De esta relación nace la princesa Ico, blanca y rubia, madre del último rey de Lanzarote, Guadarfia. En 1393, el noble castellano Almonáster llega a Lanzarote. Cuando regresa a la península lleva consigo nativos y algunos productos agrícolas.
Las primeras expediciones europeas de saqueo en busca de esclavos recalaban primero en Lanzarote por ser la isla más cercana a la península ibérica. Esto contribuyó a una disminución demográfica durante el siglo xiv, de manera que cuando llegaron las primeras expediciones de conquista la población estaba en claro retroceso.
La conquista definitiva de la isla se produce con la expedición de los mercenarios y aventureros normandos Juan de Bethencourt y Gadifer de la Salle, al servicio de Enrique III de Castilla. Cuando llegan a la isla en 1402 se establecen en la Costa del Rubicón, en el sur de la isla, tal y como narra la crónica normanda de la conquista de Canarias, titulada Le Canarien.
Se dice que lo que hoy es una zona desértica llamada Rubicón, estaba ocupada a la llegada de Bethencourt por una espesa vegetación, que hizo que él y sus hombres tuviesen que abrirse paso a golpe de machete. Después del intento fallido de conquistar Fuerteventura, Bethencourth vuelve a Castilla y le es otorgado el señorío de Lanzarote. Cuando regresa la resistencia de los nativos ha sido reprimida a sangre y fuego por Gadifer de la Salle. Tras sucesivos fracasos en la conquista de otras islas y dado el escaso interés comercial que despertaba Lanzarote entonces, Jean de Bethencourt cede el señorío de la isla a su pariente Maciot de Bethencourt. Los reyes Católicos prohibieron que se capturase a los habitantes de las Canarias como esclavos.
Lanzarote se convirtió en un señorío feudal que pasa de mano en manos de Maciot de Bethencourt a Enrique de Guzmán, conde de Niebla, que en 1430 se ve obligado a ceder el señorío a Guillén de las Casas. En este periodo Maciot continuó ejerciendo sus derechos de propiedad de la isla, hasta 1448 que los cedió al soberano portugués Enrique el Navegante. Los portugueses ocuparon la isla durante seis años, hasta que el gobernador Antao Gonçalves fue depuesto por Diego de Herrera.
En 1730 comenzó la mayor erupción del archipiélago en la época moderna, arrojó lava y escorias durante casi seis años y lanzó un volumen de material entre 3 y 5 kilómetros cúbicos. La isla se transformó por completo. Diez pueblos quedaron enterrados (Tingafa, Montaña Blanca, Maretas, Santa Catalina, Jaretas, San Juan, Peña de Palmas, Testeina y Rodeos) y durante seis años la lava se extendió por la zona sur cubriendo un cuarto de la isla y llenando las vegas cercanas de cenizas volcánicas. En 1824 de nuevo comenzaron las erupciones en Timanfaya. Se produjeron terribles hambrunas, ya que en esa zona estaban los cultivos de trigo, parte de cuya producción se exportaba a otras islas, y buena parte de la población se vio obligada a emigrar. Desde entonces el paisaje se ha transformado gracias a las técnicas agrícolas de cultivo sobre lapilli (rofe) volcánicos que los conejeros emplean para captar la humedad de los alisios.
A pesar de la conciencia ambiental de los isleños, algunos aspectos del modelo desarrollista y ambientalmente insostenible implantado en otros destinos turísticos comenzaron a hacerse notar en Lanzarote desde finales de los años 1980. Lanzarote vivió la mayor manifestación popular de su historia el 27 de septiembre de 2002, bajo el lema «No a la destrucción de la isla». Aun así, el crecimiento turístico ha seguido siendo una constante a lo largo de los últimos años, pasando la isla de 50000 plazas hoteleras en 2001 a más de 72000 en 2006. Este desmedido crecimiento se ha producido a pesar de la pionera normativa urbanística puesta en marcha en Lanzarote a través de sus sucesivos Planes Insulares de Ordenación del Territorio (PIOT) y de las moratorias decretadas para la construcción, planeamiento urbanístico que ha sido incumplido por un buen número de nuevos establecimientos hoteleros, cuyas licencias han sido anuladas por la justicia, encontrándose en la actualidad en una difícil tesitura legal, y cuyo futuro aún se desconoce.
En resumen, Lanzarote ha vivido en las últimas décadas el mayor desarrollo socioeconómico de su historia, abandonando definitivamente su marginalidad. Por ello, la isla asume en la actualidad algunos de los más importantes retos a los que se enfrentan las sociedades modernas de nuestro tiempo, como son la necesidad de compatibilizar desarrollo económico y la sostenibilidad de su medio natural; la integración de su población inmigrante o el mantenimiento de una identidad cultural propia recuperando el sector primario, que siga sirviendo como reclamo para la potente industria turística, y apostando por la diversificación de su economía.
FIESTAS TRADICIONALES
La fiesta con mayor arraigo en la isla es la celebrada en el municipio de Tinajo, cada 15 de septiembre en honor de la Virgen de los Dolores o de los Volcanes (patrona de la isla de Lanzarote). En su romería participan gentes venidas de toda la isla, mayoritariamente ataviadas con los trajes típicos lanzaroteños. También acuden hasta la localidad de Mancha Blanca, en Tinajo, donde se halla la ermita, peregrinos procedentes de otras islas del Archipiélago, convirtiéndose por unos días en centro de la cultura tradicional canaria. La tradicional Feria Insular de Artesanía y el Festival Folclórico Nanino Díaz Cutillas, a los que acuden artesanos y agrupaciones de las siete islas remarcan la importancia que para toda Canarias ha ido alcanzando la festividad de la Virgen de Los Dolores.
La otra gran fiesta insular son los carnavales, celebrados casi siempre en el mes de febrero, aunque su fecha depende de la Semana Santa y, por tanto, de los ciclos lunares. El carnaval de Arrecife, de origen marinero, es la principal fiesta de la máscara en Lanzarote, y además de las multitudinarias fiestas nocturnas al aire libre, acoge los concursos de Reina del Carnaval, Drag Queen, murgas y comparsas.
Otras fiestas destacadas en el calendario de la isla son: las fiestas patronales de la capital insular, Arrecife, en honor a San Ginés Obispo; las fiestas de San Juan, que los isleños celebran de forma espontánea con hogueras y baños nocturnos; las fiestas en honor a la Virgen del Carmen, patrona de los marineros, celebradas en varias localidades costeras de la isla con vistosas procesiones marítimas; los Remedios en Yaiza o la peregrinación y romería a la ermita de Las Nieves, en los altos de Famara. Se celebraba también el día del Corpus con una procesión que pasaba sobre alfombras que tenían dibujos hechos con sal de diversos colores.
Bandera de LANZAROTE

Trajes típicos de la isla
