LA PALMA
La Palma es una isla española del océano Atlántico, perteneciente al archipiélago de Canarias. Junto a Tenerife, La Gomera y El Hierro, conforma la provincia de Santa Cruz de Tenerife. Con una superficie de 708,32 km² y una población de 83 439 habitantes (2022) ocupa el quinto lugar tanto en extensión como en población en el archipiélago canario. Además, es la segunda isla de Canarias en altitud, con los 2426 metros del Roque de los Muchachos.
La ciudad de Santa Cruz de La Palma es la capital de la isla, con un total de 17 716 habitantes (2019), aunque el municipio más poblado de la isla es Los Llanos de Aridane, con una población de 20 467 habitantes (2019).
Desde 2002, toda la isla es Reserva de la Biosfera y, tras Lanzarote y El Hierro, es la tercera isla canaria a la que la Unesco reconoce con esta protección. En el centro de la isla se ubica el parque nacional de la Caldera de Taburiente, donde se encuentra el mayor cráter volcánico emergido del mundo.
La denominación «la Palma» (con la ele minúscula) aparece ya en los primeros escritos que los europeos realizaron de las Islas Canarias. En un texto de 1341 que relata la expedición de Niccoloso da Recco acompañado por tres naves pertenecientes a Alfonso IV de Portugal, menciona a cada una de las islas y La Palma aparece mencionada ya con su nombre actual como imponente y nublada. Aparentemente, el nombre actual de la isla se debe a las extensiones de palmeras canarias (Phoenix canariensis) que posee. Sin embargo, esta explicación tiene ciertas incoherencias, pues la palmera no es el árbol más representativo de la flora de la isla ni tampoco La Palma es la isla canaria que más palmeras tiene.
HISTORIA
Los primitivos habitantes de La Palma eran los benahoaritas, auaritas o awaras. En el momento de la conquista, estaba dividida en doce cantones. Los primeros textos sobre La Palma datan de la Baja Edad Media (siglos xiv y xv). Aunque faltan datos concretos al respecto, se calcula que la población, en ese momento, podía oscilar en torno a los 4000 habitantes. Los aborígenes vivían fundamentalmente del pastoreo de cabras, ovejas y cerdos y recolectaban frutos y raíces con los que elaboraban una especie de harina a la que llamaban «gofio», hecha con raíces de helecho y amagante, que tostaban y molían.
A partir del siglo xvi, la colonización de La Palma ofrece a los nuevos pobladores posibilidades diversas de progreso económico: tierras de cultivo, entrada en el circuito comercial entre América y Europa y el abastecimiento de manufacturas a las islas. Junto a los pobladores españoles llegarán portugueses, genoveses, franceses y flamencos, que se mezclarán con los indígenas que quedaron tras la conquista. Se dedicarán principalmente a la agricultura, que va a girar en torno a la producción y comercio de monocultivos de exportación, beneficiados del clima canario y cuyo control generará grandes fortunas.
En el siglo xvi recibió La Palma, tras Amberes y Sevilla, el privilegio del comercio con América. El puerto de Santa Cruz de La Palma se convirtió enseguida en uno de los puertos más importantes del Imperio español. Esta nueva fuente de riqueza atrajo a su vez a los piratas que atacaban la isla para apropiarse de los tesoros llegados de las Indias. François Le Clerc y su grupo de piratas franceses tomaron la ciudad en 1553 robando todo lo transportable y quemando lo que no era posible transportar. Tras esa catástrofe hubo que reconstruir las casas, iglesias y conventos de la ciudad así como sus fuertes defensivos. Con las nuevas defensas, se pudo rechazar el ataque de Francis Drake de 1585, el cual no pudo llegar a desembarcar.
Sin la amenaza pirata, la vida en La Palma prosiguió su rumbo de forma tranquila. De cada crisis económica sufrida, se levantaba la isla, no por poseer riquezas minerales sino por la fertilidad de su tierra. Tras el cultivo de la caña de azúcar y de la vid, se pasó a la producción de miel, tabaco y seda. Desde principios del siglo xvi había comenzado la plantación de moreras, convirtiéndose La Palma en un foco de producción de seda. En 1830 se introdujo desde México el cultivo de la cochinilla, un parásito de las tuneras del que se extraía carmín. Con el desarrollo de los tintes sintéticos en 1880, el cultivo de la cochinilla dejó de ser rentable. Para salir de esta crisis se introdujo el cultivo del plátano impulsado por Elder y Fyffes, dos compañías británicas en 1878.
Mientras tanto, el pueblo llano apenas se veía beneficiado con las riquezas que producía la isla. Todavía en el siglo xix, la mayoría de los habitantes de la isla vivían en casas de madera con techos de paja, debido a los altos costes que suponía erguir casas en piedra. Uno de los principales problemas era la falta de bienes de consumo. Debido al monocultivo practicado en la isla, faltaban tierras donde cultivar grano para alimentar a la población. Desde el siglo xvi se tenía que importar el grano, pagándose por él precios muy altos. El párroco de La Palma pagó sus impuestos con millo, lo que impulsó a la población a hacer lo mismo. La Inquisición dictó un anatema sobre toda la isla, provocando que durante varios años no se practicara ningún entierro cristiano. La pobreza en el campo era tan grande, que en muchas familias los desnutridos y mal vestidos hombres y mujeres, como relató el misionero Juan de Medinilla en 1758 en una carta al obispo, debían acudir por turnos a la misa de los domingos y festivos, debido a la falta de ropa.
Al producirse el levantamiento militar de 1936, que daría lugar a la guerra civil española, la isla de La Palma se resiste al golpe y mantiene la legalidad republicana entre los días 18 y 25 de julio, cuando llega a la ciudad de Santa Cruz de La Palma el cañonero Canalejas. Este periodo de tiempo será conocido como La semana roja.
La Guerra Civil no se libró en las Canarias, pero pese a ello sí se sufrieron las consecuencias de la misma. El periodo de la posguerra unido a la crisis económica producida trajo años de penurias a la isla. Debido a la carencia de bienes de importación, los palmeros tuvieron que basar su alimentación en el plátano, generando una gran variedad de productos derivados del mismo como la harina de plátano. Una vez finalizada la posguerra La Palma fue desarrollando su economía e infraestructuras poco a poco. Se recuperaron las exportaciones del plátano y comenzó la construcción de carreteras y canales para transportar el agua de los riachuelos a los campos de cultivo. La obra más importante de la época fue la construcción de la carretera de la cumbre, que unía los municipios de Santa Cruz de La Palma y Los Llanos de Aridane a través de un túnel por debajo de las cumbres de la isla, acortando bastante la duración del recorrido unido a la puesta en funcionamiento del aeropuerto. Con la llegada de la democracia, la economía de la isla, fuertemente dependiente de la agricultura del plátano, se fue diversificando hacia otros sectores especialmente el turístico, que constituye hoy en día el principal motor de la economía canaria.
FIESTAS TRADICIONALES
La celebración más destacada de La Palma tiene lugar en las denominadas Fiestas Lustrales de la Bajada de la Virgen de las Nieves, patrona de la isla que, cada cinco años —los terminados en -0 o -5—, se desplaza, el segundo sábado de julio, desde el Real Santuario Insular hacia la capital de la isla hasta el día de su onomástica, el 5 de agosto. Durante estas celebraciones, aparte de la romería que acompaña a la patrona hasta Santa Cruz y viceversa, se hace representaciones de la conquista de la Isla, simulaciones de rituales Benahoaritas y la Danza de los Enanos, el acto más destacado de la fiesta, en la cual unos danzarines disfrazados de enanos con trajes decimonónicos desfilan por las calles de la capital practicando una danza característica. La otra representación importante es el baile del Minué, el que se imita una danza decimonónica.
El carnaval es otra de las fiestas que más se celebran. A pesar de contar con todos los elementos característicos de los carnavales canarios (reina del carnaval, comparsas, murgas etc.) el Carnaval palmero destaca por la celebración de los Indianos. Esta fiesta, que tiene lugar el lunes de carnaval, es una burla a los indianos, es decir, a los palmeros retornados de las Américas. Para la ocasión, todo el mundo se disfraza con trajes de encaje y guayaberas de blanco impoluto de la misma forma que regresaban los acaudalados emigrantes. Tras una representación en la que un barco de época llega al puerto lleno de indianos, con sus loros, sirvientas (conocidas como la negra Tomasa) y demás elementos característicos, comienza una batalla campal de polvos de talco por las calles capitalinas al ritmo del son cubano.
También tiene gran tradición la celebración del Día de la Cruz el 3 de mayo en los pueblos de la comarca este de la isla, en la que se conmemora doblemente la fundación de la ciudad de Santa Cruz de la Palma, acaecida el 3 de mayo de 1493 y la festividad de la cruz, para lo cual se enraman y se visten con joyas numerosas cruces repartidas por cada pueblo y barrio, y es costumbre visitar las diferentes cruces en la noche del día anterior.
Además cada municipio de La Palma posee sus fiestas patronales, habiendo incluso fiestas independientes en algunos barrios, como es el caso de Argual, en el municipio de Los Llanos.
Bandera de LA PALMA

Trajes típicos de la isla
